El embarazo paso a paso

Posted by: Anita Dinamita

diciembre 2nd, 2020 >> Embarazo |

El  embarazo es un proceso de cambios continuos tanto para la futura mamá a nivel corporal, emocional y mental, como para el bebé.

Veamos de forma resumida estas 40 semanas de gestación.

PRIMER TRIMESTRE

Durante el primer trimestre, se producen cambios constantes a un ritmo vertiginoso. La implantación del embrión en el útero, que a veces genera un sangrado vaginal que puede confundirse con la menstruación, a los cuatro o siete días de la fecundación.

De las 4 a las 8 semanas:

En la primera semana el huevo viaja hacia el útero. A veces puede generarse un sangrado vaginal.

En la segunda semana el huevo se implanta en la mucosa del útero.

En la tercera semana comienzan a formarse los vasos sanguíneos y la placenta.

Antes de la cuarta semana no tiene todavía aspecto humano.

A las 4 semanas, el embrión tiene el tamaño de judía.

A las 6 semanas se le pueden ver los ojos cerrados, la médula espinal, empiezan a formarse el cerebro y los órganos del cuerpo y el corazón comienza a latir.

En la séptima semana el embrión ha crecido unas 10.000 veces más que el óvulo fecundado. La madre puede notar algunos signos: cansancio, mareos, vómitos y náuseas matutinas…

De las 8 a las 12 semanas:






Ya todos los órganos fetales están prácticamente formados y empiezan a funcionar. Ojos, nariz y boca están en su lugar definitivo.

Al final de la octava semana el embrión ya tiene apariencia de ser humano.

A las 9 semanas los brazos y las piernas ya tienen sus tres partes: manos, antebrazo y brazo; y pie, pierna y muslo. Aparecen los dedos, pero no muy bien diferenciados todavía. El bebé ya mueve la cabeza, los brazos, el tronco y comienza a tener expresiones de agrado y desagrado, con movimientos corporales primitivos, dando patadas, sacudiéndose…

Y actitudes propias de un bebé como chuparse un dedo.

Es el momento adecuado para el primer examen ecográfico.

Durante los 3 primeros meses el bebé se denomina “embrión” (palabra derivada del griego embrio, “semilla”) y experimenta un crecimiento muy rápido y cambios muy importantes en su forma externa. El embrión se encuentra dentro del saco embrionario envuelto en las membranas precursoras de la placenta y flotando en líquido amniótico.

Al principio del tercer mes, se diferencian los órganos sexuales. Antes de este momento, si bien el sexo fetal está fijado desde el mismo momento de la concepción, no es posible a simple vista saber si el embrión es niño o niña ya que los órganos sexuales son aparentemente idénticos en ambos.

En la semana 11 se constituyen las conexiones neuronales y se mueven las paredes del pecho como si estuviese respirando.

El cerebro del feto se recubre de huesos protectores, formándose el cráneo. No obstante, estos huesos no se sueldan entre sí, ya que el cerebro no ha adquirido aún su tamaño definitivo, y el cráneo debe ser flexible para poder pasar a través del canal del parto.

Se observan primero los párpados y después las cejas. Los ojos se mantienen cerrados, gracias a que los párpados están fusionados entre sí. Sólo se abrirán al llegar al octavo mes de gestación, cuando los globos oculares estén perfectamente formados y en disposición de cumplir sus funciones.

En este momento aparecen también las cuerdas vocales, aunque el feto no las podrá utilizar hasta el momento del nacimiento.

El desarrollo de las diversas partes del organismo del feto es cada vez más manifiesto. Los dedos de los pies y manos exhiben unos endurecimientos que darán lugar a las uñas. El hígado y el riñón, aunque rudimentarios, empiezan a actuar. El aparato digestivo es cada vez más largo y perfecto.

El feto se mueve, pero de forma tan suave y delicada que su madre aún no puede percibirlo. No obstante, estos movimientos pueden seguirse perfectamente por ecografía. Se observa cómo el feto, si bien permanece inmóvil durante sus horas de descanso, se agita sin parar durante sus ratos de actividad. Sus extremidades se agitan también suavemente.

El segundo trimestre

De las 12 a las 20 semanas:

En la semana 12 el bebé comienza a realizar el acto de tragar. Traga líquido amniótico en pequeñas cantidades

En la semana 13 ya se puede medir la cabeza mediante ultrasonidos.

Alrededor de la 14ª semana ya es posible detectar el fuerte latido del corazón mediante una técnica basada en el efecto Doppler de los ultrasonidos.

Se comprueba entonces que la velocidad de su corazón es superior a la del nuestro: 120-160 latidos por minuto.

A partir de la semana 15 se ha demostrado que el bebé es sensible a la luz y tiene algunos reflejos básicos.

La cabeza ya se puede distinguir perfectamente bien del tronco; y ya se pueden diferenciar sus ojos, nariz, boca y orejas. La cabeza, por su gran tamaño, está desproporcionada con el resto del cuerpo, y esta diferencia de tamaño persiste durante toda la primera mitad de la gestación.

La madre ya nota el crecimiento de su útero, el cual irá desplazando progresivamente los órganos internos maternos causándole unas molestias: digestiones pesadas, acidez de estómago, orinar frecuentemente…

Es el momento adecuado para realizar, si es necesario, estudios de diagnóstico prenatal.

De las 20 a las 24 semanas:

A las 20 semanas puede verse el sexo del feto.

En la semana 20 ó 24 el bebé es sensible al tacto. En sus manos ya están formados los receptores de sensibilidad cutánea y puede incluso agarrar el cordón umbilical.

La madre ya puede empezar a notar los movimientos del feto en forma de patadas.

El feto empieza a moverse, abrir y cerrar las manos, bostezar… Durante muchos periodos dormirá, principalmente coincidiendo con el sueño materno.

Al llegar al cuarto mes el aparato digestivo (hígado, estómago, intestino) y urinario (riñón, vejiga), empiezan a funcionar claramente. En el intestino se acumula una sustancia verde, el meconio, formado principalmente por bilis. Y el feto vierte su orina en el líquido amniótico que lo rodea.

Los miembros, tanto superiores como inferiores, adoptan su posición definitiva, dirigiéndose los codos hacia atrás y las rodillas hacia delante. Puesto que su musculatura se desarrolla rápidamente, a partir de los 4 meses es perfectamente posible que la madre perciba pequeños movimientos fetales. Las uñas aparecen a los 4-5 meses aproximadamente, momento en que también es posible identificar las huellas digitales.

El sistema circulatorio fetal es cada vez más perfecto. Las cavidades del corazón están perfectamente delimitadas y éste late con fuerza creciente.

Por ecografía se observa ya claramente la cabeza del niño, y también se ve latir su corazón.

El sistema nervioso no es aún muy perfecto, pero a medida que pasa el tiempo aumenta la coordinación de los movimientos, indicio de una progresiva maduración nerviosa. Al principio del segundo trimestre brazos y piernas se mueven y agitan sin objeto alguno, pero en el transcurso del quinto mes, un día el feto logrará introducir su pulgar en la boca, iniciándose el paulatino aprendizaje de un acto reflejo, fundamental en su vida extrauterina: la succión.

El desarrollo de la piel le da al feto un cambio importante en su aspecto. Hasta el cuarto mes su piel es lisa y muy fina. Bajo la piel no existe todavía la grasa, por lo que el tronco, la cara y las extremidades son muy delgados. La grasa de debajo de la piel comienza a formarse a partir del quinto mes. En este momento el feto tiene un color rojo muy oscuro.

Se alimenta principalmente mediante la sangre materna que le llega a través del cordón umbilical que lo une con ella a través de la placenta. Todo lo que la madre ingiera puede afectarle: café, comida picante, alcohol, tabaco…

Por otra parte, el cuerpo del feto se adapta a los movimientos de la madre. Si ésta descansa, el feto aprovecha para moverse, pues entonces está sometido a menos presiones exteriores. Por el contrario, si la madre se mueve, el niño se encorva, se acurruca, plegándose sobre sí mismo, para evitar ser lastimado.

Al llegar al segundo trimestre, las molestias que se presentaban en el primer trimestre desaparecen casi completamente. La gestante, que con frecuencia adelgaza en los primeros meses, ahora gana peso rápidamente. Come más, duerme tranquila, está alegre.

Alrededor del cuarto o quinto mes la embarazada empieza a percibir movimientos fetales. Al principio son poco intensos, como un rozamiento suave, casi imperceptible, en el bajo vientre, que puede semejarse y ser interpretado como un simple movimiento intestinal. Sin embargo, a las pocas semanas los movimientos son tan aparentes que la confusión y la duda ya no son posibles.

En la semana 22 tiene el aspecto de un bebé perfectamente formado.

El tercer trimestre

De las 24 a las 28 semanas:

En el tercer trimestre el bienestar de la madre del trimestre anterior y la relativa ligereza que lo acompaña, disminuyen gradualmente. Se fatiga con facilidad.

El útero ha aumentado notablemente para albergar al feto que crece cada día que pasa, así como el líquido que lo rodea y la placenta, cuyo desarrollo es también progresivo. Ocupa la mayor parte de la cavidad abdominal, y como comprime varios órganos y vísceras, la embarazada experimenta molestias.

La presión sobre los huesos de la pelvis provoca los dolores que en esta parte del cuerpo se experimentan. Así se explican también las frecuentes micciones y el estreñimiento.

También, los movimientos del feto, que la embarazada nota desde meses antes, son ahora más potentes. Pueden incluso ser dolorosos y a menudo son visibles, no solamente examinando el vientre desnudo, sino incluso con la ropa puesta. Se pueden notar sacudidas rítmicas que duran algo más de media hora; probablemente debidas a hipo. Es normal sentir periodos de silencio en los que puede que el bebé esté dormido y otros en los que se notará muy activo.

El abdomen aumenta visiblemente de volumen en esta época.

La cabeza pierde su carácter velloso para ser sustituido por pelo.

Comienza el desarrollo de los pulmones, preparándose para el nacimiento.

A partir de la semana 24 se puede asegurar que el niño ya oye bastante bien. La voz de su madre la distingue de todo lo demás. También responde a otras voces como la del padre o hermanos.

Tiene fases de sueño y vigilia y  en ocasiones hasta hipo.

Hacen movimientos faciales semejantes al llanto.

De las 28 a las 40 semanas:

Se dispara el crecimiento del feto y engorda, así como el vientre materno.

El corazón fetal late muy rápido, hecho que es normal.

Los pulmones empiezan a fabricar una sustancia llamada surfactante, pero no en cantidad suficiente para respirar solo.

Frecuentemente el feto se halla posicionado con la cabeza orientada en la pelvis materna.

El útero, como es un músculo, empezará a contraerse como consecuencia de este crecimiento, así como a estirarse los ligamentos que lo sujetan dando lugar a algunas molestias abdominales. Si las contracciones se convierten en regulares y dolorosas, pueden indicar el inicio del trabajo de parto.

Responde con nitidez a estímulos externos como la música.

En los dos últimos meses el feto cambia de aspecto, pues adquiere ya la grasa bajo la piel, y ésta se pone más tensa y de color rosado. El feto toma así un aspecto más redondeado y agradable.

A partir de entonces, al piel empieza a ganar grosor y descamarse, y el feto se recubre de una sustancia untuosa blanquecina, principalmente en la espalda y los pliegues de las extremidades. A esto se le llama vérnix caseosa, y es lo que da un aspecto blanquecino a los recién nacidos inmediatamente después del parto.

Otro cambio de la piel es su revestimiento velloso, principalmente a partir del quinto mes. Así, en el séptimo el feto está recubierto de un vello tenue, de color rubio, llamado lanugo. A medida que avanza el embarazo aquél va desapareciendo.

Hacia el octavo mes el bebé va adoptando la posición para el parto.

En el último mes la tripa baja, lo cual es señal de que el bebé se ha encajado en la pelvis paso previo fundamental para el proceso de parto.

El bebé apenas puede moverse y toma la decisión de nacer.

La gran ambivalencia del embarazo, alegría y temor, va a volver a hacer su aparición, la embarazada se siente cansada y con ganas de que llegue el parto, pero al mismo tiempo teme el enfrentarse a algo que desconoce. Muchas mujeres están más irritables a medida que el día se acerca, pueden notarse en baja forma y hasta deprimidas, y dudan de si podrán con todo lo que se avecina.

Es bueno pensar en el parto, preguntarse cómo será, pero hay que hacerlo sin angustiarse y confiando en que los profesionales nos ayudarán y nos informarán en cada momento de cómo va todo. Intentar descansar y estar relajada es la mejor opción.

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